Es
posible que no distinga entre lo fascinante de este mundo y lo que simplemente
me nuble la mirada a simple vista. Pero, no soy de las personas que se queda
con la primera impresión.
Me
encanta darme cuenta que soy selectiva, aunque a veces duela, aunque a veces se
me haga un silencio eterno alrededor.
Luego
de probar aguas pasajeras fáciles de adquirir, decidí dejarme encontrar por lo más
difícil y no dejarme llevar por el brillo que se refleja del sol en ella,
porque no le pertenece.
Es
posible que mis gritos ahuyenten a cualquiera, pero no es cualquiera el que se
queda a distinguir que hay entre los aullidos de dolor y desparramo de
insatisfacción, no es cualquiera el que trata de mirar más allá.
No
suelo gritar tampoco por simple placer sonoro, siempre hay un fundamento que se
esconde en ese descargue de energía. Mis placeres sonoros se esconden tras la
música que tiene más fundamentos que la propia existencia del simple aparato
que la produce.
Estamos
hablando de mi, de mi esencia, como todos los días… y no es por narcicismo, es
por crecer cada día, por seguir regando esta hermosa naturaleza, por no pisar
mas el césped del prójimo y por no dudar de darme mi lugar ante todas las
cosas.
Me
detengo y tomo impulso, y es ahí cuando me doy cuenta que mi fortaleza no
radica en ser invencible si no, en ser humana. Que la tierra con sus raíces me
devuelven suelo firme, luego de detenerme a reposar. No me desespera no poder
flotar en el descanso, para volar tengo el resto de la vida, la detención es
una estancia de suelo firme y ningún ajetreo mental que me desconecta de lo que
me está taladrando la cabeza y poco a poco distanciándo de mi misma.
Lo
único que consigo si no logro desconectarme del todo en esa tregua, es caer más
hondo, es cavar un poso más grande en el cual con ganas luego podría saltar. No
es una depresión continua, es más bien una tregua a la vida, un respiro hondo
de aire no tan puro o más bien de puro aire de realidad para poder continuar en
ese mundo paralelo que me creo día a día.
A veces
agradezco el descanso, a veces se convierte en una simple tortura. Hoy prefiero
llamarlo destino y tomar lo más fuerte posible aquel aire de realidad, para el
día de mañana pararme aunque cueste y seguir mi rumbo con una idea fija, sin
mirar de reojo si quiera, otras realidades paralelas.